Trabajar como monitor de tiempo libre es una de las mejores opciones para jóvenes que pretenden introducirse en el mercado de trabajo, sobre todo si les gustan los niños.
Con la experiencia, el monitor desarrolla muchas habilidades para la vida: aprende a gestionar el tiempo, a organizarse y adquiere responsabilidades. Esto es, se prepara para formar parte activa de lo que será, para muchos, su primer equipo de trabajo.
Cada monitor tiene su personalidad y su modo de trabajar particular, pero los buenos monitores destacan porque saben aplicar estas normas fundamentales:
- Establecen una relación cercana: Los campamentos solo duran dos o tres semanas y es necesario crear lazos con los niños de forma natural y rápida. Desde el primer momento es fundamental aprenderse sus nombres y tener preparados algunos juegos para romper el hielo y crear buen ambiente. En los ratos libres, hay que estar con ellos. Si vemos que algún niño no está integrado en el grupo, nos acercamos y charlamos con él. El tema de las aficiones siempre da juego. Así, en otro momento, podremos reanudar la conversación.
- Saben poner límites: Es muy gratificante ser el monitor más divertido y que todos los niños quieran estar contigo, pero es importante fijar los límites. Las normas del campamento se deben explicar a los campers el primer día. Los niños tienen que saber qué comportamiento se espera de ellos para que no se metan en problemas. Hay que asegurarse de que sepan cuáles son las normas, que comprendan que se aplican por su seguridad y que son compatibles con la diversión en un campamento.
- Son ejemplares: Un monitor es el espejo en el que se van a reflejar los niños, el modelo a imitar. Por ello, hay que respetar las normas en todo momento y ser impecable.
- Sociabilizan con otros monitores: Es imprescindible mantener una relación sana con el resto del equipo. Siempre hay que estar dispuesto a ayudar a quien lo necesite. Del mismo modo, habrá muchas ocasiones en las que otro monitor o monitora te eche una mano a ti. Por último, y si ves que no consigues solucionar un problema, nunca hay que tener miedo de pedir ayuda a un coordinador. El éxito del campamento depende de todos.